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La obra de Peter Halley en España de principio a fin

Foto del escritor: Juan Martín SalamancaJuan Martín Salamanca

El Thyssen acoge hasta enero una retrospectiva del pintor neoyorquino, la primera en el país desde 1992, que recorre toda su carrera desde 1985


'303', de Peter Halley. PETER HALLEY/THYSSEN-BORNEMISZA

El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza explora la obra del pintor estadounidense Peter Halley (Nueva York, 1953) con una exposición monográfica que abarca toda su carrera, desde sus inicios en 1985 hasta la actualidad, a través de una veintena de piezas pertenecientes a colecciones españolas privadas y públicas.


Peter Halley en España es el título de esta retrospectiva —la primera que se le dedica en el país desde la que le brindó en 1992 el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía— que puede verse en el Thyssen desde el pasado 19 de octubre y hasta el próximo 19 de enero dentro del programa de exposiciones en torno a la colección de Blanca y Borja Thyssen-Bornemisza, a la que pertenece una de las piezas exhibidas.


La selección de pinturas de este clásico contemporáneo ha sido realizada por el propio artista, que también ha diseñado el plan de instalación. La exposición, además, ha sido organizada con la colaboración del Ayuntamiento de Palma y la galería mallorquina Casal Solleric, donde podrá verse en la primavera de 2025, una vez cierre sus puertas en Madrid, ha informado el museo.


Así, lienzos con pinturas acrílicas y Roll-a-Tex como 303 (1991), Cárcel (Prison, 1985), El giro (The Turning, 2008) o El mundo nunca es suficiente (The World Is Not Enough, 1999) serán algunas de las obras que podrán verse en las salas del Thyssen, junto con otras como Personalización (Personalization, 2002), Condición (Condition, 2001), Barnkalaset (2006), Comercio de pieles (Skin Trade, 1994), Edutainment (2005), Apagón (Blackout, 2005) o Mágico a medias (Half Magic, 2018).


Completan el catálogo de la muestra La nota alta (The High Note, 2020), Taquillazos (Blockbusters, 2005), Fuerza de fe (Faith Force, 2019), En el lugar equivocado (The Wrong Place, 2022), Gravedad (Gravity, 2006), Clemencia (Clemency, 2019), Reencuentro (Reunion, 2024), Celda azul (Blue Cell, 2000) y Ritmo explosivo (Blast Beat, 2020). Éstas proceden, además de la de Blanca y Borja Thyssen, a colecciones privadas como López de la Serna CAC‐Centro de Arte Contemporáneo, Rubén Nogueira/Boris Izaguirre, Angelo y María Fernanda Mazzarella, Hortensia Herrero y Art Deco Gallery, así como a fondos propios del Reina Sofía y el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM).


LA REVOLUCIÓN PICTÓRICA DE PETER HALLEY


La entrada en escena de Peter Halley hacia 1980 rectificó la tradición del arte abstracto-geométrico del siglo XX, dominado hasta entonces por concepciones idealistas y formalistas, situándolo en un contexto social. Para los pioneros de la abstracción, la geometría encarnaba una racionalidad ideal dotada de valor utópico. 


Tanto en su pintura como en sus ensayos críticos y teóricos, Halley reinterpreta la geometría como un medio de confinamiento y control social, con rasgos distópicos. El cuadrado, que había sido objeto de un culto cuasi-religioso desde Malévich hasta Josef Albers, lo convierte con humor crítico en sus iconos de prisiones, celdas y conductos. 


En sus composiciones, que recuerdan circuitos integrados y diagramas de flujo, Peter Halley anticipa la sociedad de la era digital, marcada al mismo tiempo por el aislamiento sistemático y la interconexión total. Además, con su recurso a una paleta de colores fluorescentes (Day-glo), que evoca la energía de las pantallas electrónicas, el neoyorquino se ha distinguido como uno de los coloristas más audaces y experimentales de este tiempo. 

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