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La eterna atracción de césares y gladiadores

Foto del escritor: Juan Martín SalamancaJuan Martín Salamanca

Más allá de Ridley Scott y sus superproducciones, las editoriales siguen apostando por libros de divulgación, con nuevos lenguajes más cercanos, sobre una civilización que no deja de fascinar al público


Ruinas del Foro, centro de poder de la antigua Roma.
Foro Romano visto desde el Palatino. CULTURA Y TAL

Del psicoanálisis a la chufla, la atracción por la antigua Roma es carne de textos, memes y vídeos de Tik Tok. Reflexiones sobre la obsesión masculina con el poderío romano, la asimilación de su imperio a cualquier pensamiento recurrente o imperecederos chistes sobre Encarnita Rojas y su baptisterio (más tarde reconsiderado como un criptopórtico) de Las Gavias, en Granada. Bromas tan eternas como la propia ciudad del Tíber. El legado de aquella civilización de hace dos mil años, siempre presente en la cultura popular, ya sea mediante latinajos de uso diario o refranes alusivos al imperio al que tantos han querido imitar, sigue en buena forma a pie de calle, y aunque lo de Roma no paga traidores o Todos los caminos conducen a Roma sea más popular a partir de cierta edad, cuántos más lozanos no dicen, para aquello que les vuela la cabeza, eso de esto es mi imperio romano.


La eterna atracción de césares y gladiadores no da síntomas de agotamiento, si acaso de reciclado. Como la urbe de Rómulo y Remo, nada del imaginario romano se destruye, acaso se transforma. Prueba de ello son la fecundidad de nuevos libros de divulgación, muchos de ellos vinculados a otros espacios y soportes, que ofrecen nuevas formas de dar a conocer la historia de Roma con lenguajes adaptados al público de hoy, donde el lenguaje frío y rimbombante deja paso a una forma amena, desenfadada y hasta fantástica de comunicar. Nuevas formas de contar un pasado que, a pesar de la mala prensa de la historia entre los alumnos, no deja de fascinar, ni tampoco de actualizarse, fruto de una incansable investigación y de la contribución de nuevas técnicas y tecnologías que derriba mitos y obliga a replantearse teorías muy consolidadas.


Más allá de los best sellers de ficción del gran maestro de la literatura de romanos, Santiago Posteguillo, o de la vuelta de Ridley Scott a su universo gladiatorio de celuloide con su controvertida secuela de Gladiator, nuevos ensayos sobre Roma han llegado a las librerías en los últimos meses, desde los escritos por autores más vinculados al ámbito académico, a aquellos más conectados con el gran público a través de las redes sociales.

La loba en los Museos Capitolinos. Recientemente se ha recalculado la edad de la escultura.
Loba Capitolina. CULTURA Y TAL

En la línea de su serie para escépticos —de historia de España, de la conquista de América, de la Revolución Francesa o de las guerras mundiales—, el célebre ensayista y novelista Juan Eslava Galán mira ahora hacia la Loba Capitolina —que por cierto no hace tanto que se supo que era medieval y no etrusca— en Historia de Roma contada para escépticos (Planeta) para sintetizar a través de humor e ironía los más de mil años de historia de esta civilización, una forma ligera de narrar no exenta, a pesar de ello, de cargas de profundidad, sobre todo a la hora de analizar de forma crítica y, con un ojo al presente, el devenir de la ciudad que conquistó el mundo y que se después se entregó a una larga decadencia antes de poner fin para siempre al gobierno de los césares.


Desde su origen como un poblado de pastores —más allá de la leyenda relacionada con Rómulo y Eneas— hasta su caída a manos de los bárbaros germánicos, Eslava Galán aborda de forma cronológica en la primera parte del libro (que supera las 450 páginas) la historia de la Roma antigua, con énfasis en aquellos personajes o hechos históricos que fueron marcando su devenir, como las guerras púnicas y el enfrentamiento con Aníbal; las reformas de los Graco; las guerras civiles entre Mario y Sila, César y Pompeyo o Marco Antonio y Octavio Augusto; la implantación del imperio y los emperadores más destacados, o el avance del cristianismo y su impacto en el imperio.


DARDOS CON OJOS DEL PRESENTE


A la admiración hacia esta civilización se suman las críticas irónicas al declive de los valores de su sociedad, lo que aporta acidez al relato de Eslava Galán —que desde su publicación se mantiene entre los libros más vendidos de no ficción—. Dardos hacia el presente a la hora de hablar de la annona que salvaba de la miseria a muchos romanos pero, sostiene el autor, los desincentivaba de trabajar y esforzarse. Críticas abonadas a la polémica que podrían recordarnos a los reproches que hoy se hacen desde ciertos sectores a lo que tildan despectivamente de paguitas del Estado.


Los espectáculos públicos que tanto reproduce el cine o la literatura, o la vida cotidiana en la urbe —llena de curiosidades y de creencias que quedan desmentidas— conforman la segunda parte del libro, donde el autor nos invita a viajar con él a través del tiempo para pasear por las calles y domus de la ciudad, incómoda toga incluida.


Ruinas de los foros de César, Nerva y Augusto atravesados por la Vía de los Foros Imperiales con el Anfiteatro Flavio al fondo.
Foros de César, Nerva y Augusto con el Coliseo al fondo. CULTURA Y TAL.

También nos ofrece un viaje en el tiempo, en este caso a lo largo de todo el libro, el arqueólogo Néstor F. Marqués, conocido por su labor divulgativa a través de las redes sociales e internet bajo el perfil de Antigua Roma al día, que roza los 350.000 seguidores en X (la antigua Twitter) y los 55.000 en Instagram, mientras en YouTube acumula casi 100.000 suscriptores.


Marqués es el autor de Gladiadores. Espectáculos y ocio en la Antigua Roma (Espasa), donde las infografías, reconstrucciones 3D y planos de la Roma imperial facilitan el viaje al año 96, concretamente al final del reinado del emperador Domiciano, el último de la distancia Flavia que, entre otras muchas cosas, levantó el majestuoso Coliseo. A lo largo de 300 páginas acompañamos al autor durante los Juegos en honor a Júpiter que se celebraban en el mes de septiembre, que en época de este emperador cambió su nombre por germánico (mientras octubre lo hizo por domiciano). Así, el lector pateará la urbe para mezclarse con los romanos y conocer en profundidad el funcionamiento de la gladiatura, de las carreras de cuadrigas en el circo o de la historia de teatro romano, con sus particularidades respecto al griego.


MITOS SOBRE GLADIADORES


Todo ello permitirá abandonar cantidad de falsas concepciones —algunas también evidenciadas en el ensayo de Eslava Galán— que la pintura, las novelas o Hollywood han consolidado en nuestra mente, como el nivel de sadismo y muerte que se atribuye a las peleas en la arena (que no llegaba a tanto y donde, por cierto, había árbitros que paraban los combates como en un ring de boxeo), los gestos para pedir la vida o muerte de los luchadores o el supuesto saludo de los que van a morir.


Pero junto a este análisis del verdadero ocio romano, la obra de Marqués sirve para analizar  la figura del último de los emperadores Flavios, denostado por la historia y cuya imagen pretende restaurar, atribuyendo al enfrentamiento de Domiciano con la élite senatorial el olvido que sus logros padecen, la imagen de tirano que nos ha llegado o la atribución a sus sucesores de algunas de sus medidas y obras.


Ejemplares de 'Gladiadores', 'Historia de Roma contada para escépticos' y 'La guerra de Sertorio'.
Nuevos ensayos sobre Roma. CULTURA Y TAL

De un modo más ortodoxo, pero también desde un enfoque sencillo que no intimide al lector aficionado, otro arqueólogo, el zaragozano Francisco Romeo Marugán, plantea en un ensayo de apenas 250 páginas una revisión concienzuda y vacunada contra leyendas y romantizaciones de la figura del general Quinto Sertorio y la guerra que libró contra el Senado romano en suelo ibérico en la primera mitad del siglo I a.c. La guerra de Sertorio. Hispania y el ocaso de la república de Roma (Almuzara) es otro de los títulos de reciente publicación que han devuelto la curiosidad sobre esta civilización, y su conexión con España, a las librerías en los últimos meses.


Aquí el viaje no es algo fabulado como en los dos libros anteriores, pero definitivamente el autor propone un recorrido, primero por la Roma de finales de la república y, después, por la Hispania del siglo I a.C, cuando se convirtió en escenario de la guerra civil entre Sertorio, del bando popular, y el Senado, en manos de la élite de los optimates, una contienda (librada entre el 82 y el 72 a.c) que el nacionalismo español ha querido ver recurrentemente como un intento de liberación hispánica del yugo romano bajo el caudillaje de un sabino renegado, fantasía que echa por tierra Romeo Marugán desde el principio, con una completa descripción de una “guerra total” que supuso cotas de muerte y destrucción en la península nunca vistas en los episodios precedentes de la conquista romana, recalcando el carácter siempre hipotético de las teorías históricas, sujetas a continuos cambios a medida que la investigación y la arqueología avanzan.


CELTAS 'WANNABE'


No es el único tópico que el autor combate, como la imagen que se tiene de los ejércitos celtibéricos, mucho más organizados de los que se cree, o la fantasía bucólica y a veces muy distorsionada de la cultura celta, los celtas wannabe, como llega a ejemplificar tomando prestada la expresión de una compañera historiadora.


Con un discurso siempre prudente sobre lo que se sabe, lo que no se sabe, y lo que se imagina con cautela —como el misterio sobre el lugar del asesinato del general rebelde—, este investigador nos presenta el desarrollo de las campañas de Sertorio (del que muchos ignorábamos que quedó tuerto en combate) y de sus oponentes, el general Quinto Cecilio Metelo (al que el extremeño Medellín y, por ende, el colombiano, deben sus nombres) o el más famoso Pompeyo Magno, quien decidió apropiarse todo el mérito de la victoria a despecho de su colega. La guerra del relato una y otra vez.


Tres formas distintas de acercarse a Roma donde, en cualquier caso, no faltan las fuentes y los apuntes históricos para no perder la perspectiva de los hechos, aunque como bien precisa Francisco Romeo Marugán, parafraseando a C.W. Ceram: “La historia no es lo que sucedió, es lo que sabemos del pasado, que no es lo mismo”.

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