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Tango y Borges 'reciclados' para demostrar que '20 años no es nada'

Foto del escritor: Juan Martín SalamancaJuan Martín Salamanca

La musa de Fassbinder regresa a La Abadía con la adaptación al español de Borges y yo de la mano de Andrea Bonelli y con el elenco musical original formado por Peter Ludwig y Peter Wöpke


Peter Wöpke, Peter Ludwig, Andrea Bonelli, Hanna Schygulla y Juan Mayorga presentan Borges y yo. CULTURA Y TAL

No hay una cosa / que no sea una letra silenciosa / de la eterna escritura indescifrable / cuyo libro es el tiempo. Estos versos que Jorge Luis Borges compuso en 1975 para prologar una edición del I Ching de Richard Wilhem llegaron a la actriz y dramaturga alemana Hanna Schygulla en Cuba, de la mano de la mujer que la maquillaba durante el rodaje a principios de los 90 de la serie Me alquilo para soñar, escrita por Gabriel García Márquez, quien la reclutó para la producción. Ahí comenzó un idilio literario que desembocaría, una década más tarde (2003), en Der Tango, Borges und Ich, montaje en alemán basado en los cuentos del escritor argentino y en la máxima expresión musical del país sudamericano: el tango.


Dos décadas después —porque ya dice precisamente el tango que 20 años no es nada, aunque Schygulla lo ponga en duda entre risas—, la obra se recicla, para satisfacción de su autora, devolviendo las letras de Borges a su lengua, con una versión en español en la que la artista mantiene la dirección, pero deja la interpretación a la actriz argentina Andrea Bonelli.


Borges y yo, recuerdo de un amigo futuro se sube del 3 al 6 de octubre a las tablas del madrileño Teatro de La Abadía tras su estreno en Buenos Aires y su tránsito por los escenarios de Montevideo y Las Palmas de Gran Canaria. Con los mismos músicos que en la versión original, el pianista Peter Ludwig —quien además aporta creaciones originales para esta pieza teatral que se suman a algunos de los tangos más populares de la cultura argentina— y el violonchelista Peter Wöpke.


Una coproducción del Complejo Teatral de Buenos Aires, Euroescena y el canario Teatro Pérez Galdós que no se limita a repetir en español la obra en alemán, sino que incorpora elementos nuevos y cambios en la alineación de los cuentos para adaptarse al contexto actual —especialmente el argentino— y al propio sentir de su protagonista, Andrea Bonelli, como ella misma reconoce. Para ello, la actriz trabajó durante mes y medio en París el texto con Schygulla, la cual lo va a presenciar por primera vez en su nueva versión, ha apuntado la germana durante la presentación de la obra en La Abadía, en cuya sala Juan de la Cruz se llevanar a cabo las representaciones.


“Hay elementos nuevos, es parte de un buen reciclaje”, explica la directora en un español que no pierde la marcada pronunciación tudesca, pero en el que se cuelan expresiones en el francés con el que se maneja a diario, pues reside en París desde hace décadas. A la que fuera musa de Fassbinder, esa filosofía de reciclar con la que nace esta adaptación ya le resultaba atractiva en sí, de modo que algo que fue, pueda renacer. “Se dice que todo lo que tiene un principio tiene un final, pero también todo lo que tiene un final renace de otra manera”, subraya la actriz y directora, encantada de que esta obra basada en Borges y el tango haya vuelto a sus orígenes. Es decir, a Argentina y a la lengua española.


UNA DANZA ENTRE LITERATURA Y MÚSICA


El espectáculo se despliega como un universo en sí mismo, donde el tiempo (obsesión del autor argentino) cobra vida propia y las palabras se convierten en melodías. Por momentos la voz de Bonelli es hablada y por momentos, cantada, permitiendo que las palabras y los silencios se carguen de sentido para crear una danza entre literatura y música.


La obra invita a un viaje en el tiempo y a un intercambio entre culturas, una introspección en los misterios y paradojas que tejen el mundo de Borges cuyas palabras se despliegan en planos de ironía, humor y poesía cruel. Un mundo de laberintos donde los seres transitan lo infinito, esperanzas frustradas, realidades aparentes y misterios que quizás nunca lleguen a desvelarse.


“La obra trata de cuentos fantásticos y de la vida, pero quizá la vida es también un cuento fantástico”, opina Schygulla, quien como actriz atesora el haber trabajado para algunos de los nombres más importantes del cine, como (más allá de Fassbinder) Jean-Luc Godard, Margarethe von Trotta, Wim Wenders o el español Carlos Saura.


Respecto a la presencia del tango en este homenaje a Borges en el 125 aniversario de su nacimiento —con el que La Abadía inicia su particular trilogía dedicada a escritores clave de la literatura latinoamericana del siglo XX, con próximas propuestas basadas en textos de Julio Cortázar y Juan Rulfo—, Hanna Schygulla admite que fue la pasión de Peter Ludwig por este género musical lo que llevó a maridar lo más popular y lo más sublime de la cultura argentina en esta propuesta.


El propio Ludwig ha defendido durante la presentación la cercanía en sus estructuras entre el tango y la música de autores europeos clásicos como Schubert o Béla Bártok. “Era una música que a priori tenía poco que ver con el lugar de donde yo vengo, pero siento que sí tiene que ver conmigo”, ha abundado el pianista y compositor, quien a los tangos más célebres añadió creaciones originales para brindar otra dimensión a las palabras de Borges y hacerlas música.

Hanna Schygulla. TEATRO DE LA ABADÍA

Andrea Bonelli. TEATRO DE LA ABADÍA


Por su parte, Andre Bonelli ha enfatizado el camino bellísimo que ha supuesto la adaptación de esta obra al español, desde París a Buenos Aires, y ahora a Madrid para volver a someter el texto y la música a la particular mirada y oído del público europeo, para el que, advierte, el tango no tiene el mismo significado que a orillas del Río de la Plata. Un tránsito, por tanto, que enriquece la obra, ha remarcado.


Una propuesta escénica, en definitiva, que llevará al espectador “a algún lugar entre la vigilia y el sueño”, como ha opinado Juan Mayorga, director artístico de La Abadía, adonde regresa Schygulla tras visitarlo en 1997 con Hanna Schygulla canta y en 2000 con Brecht… aquí y ahora, ambas programaciones enmarcadas en el Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid.


Precisamente este viernes, 4 de octubre, la alemana ofrecerá en la sala José Luis Alonso una conversación con profesionales del sector que participan en los cursos formativos de este teatro y que está organizada en colaboración con el Instituto Goethe en la capital española.

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