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Tracie Laymon emociona al público de Seminci con ‘Bob Trevino likes it’, una joya que la sociedad necesita

Foto del escritor: Juan Martín SalamancaJuan Martín Salamanca

La directora estadounidense rescata su propia vivencia en esta historia de amistad y apoyo entre personas necesitadas de afecto


Marta Nieto plantea en La mitad de Ana, su ópera prima en la dirección, una historia de aceptación que trasciende la identidad de género


Barbie Ferreira y John Leguizamo en Bob Trevino Likes It. CHOSEN FAMILY

La directora estadounidense Tracie Laymon ha emocionado este lunes al público de la 69 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) con su primer largometraje, Bob Trevino likes it, una tierna historia de amistad y apoyo entre personas necesitadas de afecto que ha basado en sus propias vivencias que llega a la ciudad castellana con el aval de haber sido galardonada en el festival South by Southwest de Austin (Texas).


Tras perder temporalmente el contacto con su egoísta progenitor, Lily Trevino (Barbie Ferreira, conocida por su papel en la serie de HBO Euphoria) contacta por Facebook con un hombre con el mismo nombre de su padre, Bob Trevino, y al que confunde con él. Sin embargo, pronto se dará cuenta de que en realidad se trata de un jefe de obra del vecino estado de Indiana (ella reside en Kentucky), al que interpreta el conocido actor John Leguizamo y que al intuir la soledad de ella comienza a reglar likes a sus publicaciones. Así se inicia la relación de amistad entre ambos, que pronto traspasará lo virtual con encuentros personales a uno y otro lado del río Ohio que permitirán a Lily apoyarse en una figura paterna que hasta ahora no ha podido disfrutar mientras Bob encuentra en su compañía consuelo a la trágica pérdida de un hijo de corta edad.


Narrada con mucho humor, la directora nos retrata a una protagonista que sufre soledad y que, fruto de la nefasta atención afectiva de su (además tacaño) padre, padece una profunda inseguridad en sí misma. Para colmo, su tendencia a evitar enfadarse a toda costa y asumir la culpa de todos los agravios que padece la pone en una situación límite emocional que trata de paliar con terapia, pero su precariedad económica la lleva a tener que restringir las sesiones con su psicóloga, concretamente con una estudiante en prácticas —también para reducir el impacto en su maltrecha hacienda—.


Sin embargo, la aparición en su vida del otro Bob le permitirá salir de ese pozo de ansiedad, vulnerabilidad, inseguridad y ataques de pánico, y recuperar el tiempo perdido, una historia que, con algunas licencias, experimentó la propia Laymon, quien tras el abandono de su padre entabló amistad a través de las redes sociales con otro hombre que tenía el mismo nombre de su progenitor y a quien no pudo llegar a decirle en vida la importancia de su ayuda, como ella misma ha señalado a la prensa durante la rueda de prensa posterior al estreno en España de la película, que comité en la Sección Oficial del festival.


Laymon ha reconocido que usa el humor para tratar con su propio dolor, aludiendo al libro de Gibran Kahlil El profeta (1923) en el que se apunta a la que la semilla de la risa está en la tristeza. “Reímos porque hemos experimentado lo contrario”, ha sentenciado la realizadora, quien ha reivindicado la necesidad de que las personas puedan tener acceso a su salud mental.


También defiende esta cineasta formada en la Universidad de Texas el “valor positivo” que tienen las redes sociales, no sólo el negativo. “Hay pocas películas positivas sobre las redes sociales, pero esto pasó de verdad, alguien en internet fue amable conmigo y me cambió la vida”, ha ahondado Laymon, que invita al uso de la red para su propósito inicial de unión entre personas.


Sobre el papel de su padre, al que interpreta el habitual en las pantalla norteamericanas French Stewart, tiene en la cinta, de poco más de hora y media de duración, Tracie Laymon ha precisado que no buscaba “hacer una caricatura” de él ni “hacer daño a otras personas”, por lo que se propuso que el personaje, a pesar de sus fallos, mostrara también “cualidades nobles”. “Se trataba de conectar con la verdad emocional”, ha apostillado.


'LA MITAD DE ANA', UNA HISTORIA DE ACEPTACIÓN QUE TRASCIENDE LA IDENTIDAD DE GÉNERO


Junto con este estreno nacional, la jornada de este lunes en Seminci ha acogido el estreno mundial de La mitad de Ana, ópera prima como directora de la también actriz Marta Nieto. Tras ponerse detrás de la cámara para explorar la transición de género en los niños con el cortometraje Son, Nieto se consagra como directora y guionista con una película que desarrolla la idea de aquel corto y que ahonda en la idea del cambio del punto de vista y de la aceptación que transciende la mera identidad sexual.


Escrito a medias con Beatriz Herzog, la obra se apoya en el arte contemporáneo y el realismo mágico del cuadro Un mundo, de Ángeles Santos, para reflejar esa catarsis mental que implica cambiar ese punto de vista para ver más allá aunque se mire lo mismo. Precisamente en Valladolid, donde Santos pintó el cuadro en 1929, ha tenido lugar el bautizo de esta cinta, que también compite en la Sección Oficial de la Semana.


Si en Son, Marta Nieto descansó en Patricia López Arnáiz —la misma que haría de madre de una niña trans en la aclamada 20.000 especies de abejas—, en este largo de hora y media (que no llega a emocionar tanto como el Estibaliz Urresola) es Nieto quien asume ese rol, poniéndose a la vez delante y detrás de la cámara, labor de gran dificultad, según ha reconocido en la rueda de prensa oficial del festival, coincidiendo así con la idea lanzada la jornada anterior por Paz Vega —quien también presentó su ópera prima, Rita—, aunque sin cerrarse la puerta a repetir delante y detrás de la cámara a un tiempo, como sí hizo la realizadora sevillana.


En La mitad de Ana, Nieto interpreta a Ana, una licenciada en Bellas Artes atrapada en un empleo desmotivador como vigilante de sala en el Museo Reina Sofía y que sueña con poder dedicarse a la pintura, pasión que ha abandonado temporalmente. A su vez, es madre de Sonia (Noa Álvarez), una niña que manifiesta problemas en el entorno escolar fruto de su disforia de género. La gestión de esta crisis entre Ana y su expareja (Nahuel Pérez Biscayart) y padre de la niña, quien vive en Villajoyosa (Alicante) con su nueva mujer y el bebé que viene en camino, hará aún más difícil toda la situación para Ana.


Es ahí cuando el anuncio de Sonia de su deseo de ser tratada como un niño y convertirse en Son —apócope de Sonia que además significa hijo en inglés— provoca una crisis en la vida de la madre que le servirá también de catarsis personal, afrontando su verdadera pasión por la pintura y liberándose así de la infelicidad y la depresión de la que era rehén.

Marta Nieto y Noa Álvarez en 'La mitad de Ana'. SEMINCI

Así, el arte juega un papel fundamental en esta cinta que plantea el cambio del punto de vista a partir de una crisis como eje, por encima incluso de la propia cuestión de la definición de género, como ha defendido su directora.


Aunque Son fue el primer trabajo que presentó Marta Nieto como realizadora, su idea surgió a posteriori del proyecto de este largo, que produce María Zamora —flamante Premio Nacional de Cinematografía y responsable de exitosas cintas como Alcarrás, de Carla Simón, u O corono, de Jaione Camborda—. La gestación de la cinta se desarrolló bajo el amparo de las residencias artísticas de las Academia de Cine, que puso en contacto a directora y productora.


Precisamente Zamora ha confesado que uno de los aspectos que más le atrajo de trabajar en este proyecto fue que, aunque ya existían otras películas sobre la transición de género en la infancia, ésta ponía el foco en el punto de vista de la madre, la cual “busca también su propia identidad” a lo largo del filme.


La importancia de los encuadres, las texturas y la técnica pictórica que desborda los lienzos son el contrapunto artístico a los planos cargados de mensajes, como la diversidad sexual o racial que se puede ver a lo largo del metraje, así como el reflejo de la diversidad funcional. Todo ello, además, con un lenguaje “muy cuidado” en el guion, como ha explicado su coautora Beatriz Herzog.


“Teníamos la vocación de intentar generar un imaginario más amplio que cabe en cualquier ficción”, ha apuntado Nieto al respecto, quien ha añadido que más allá de la importancia del lienzo de Santos en la narración, tenían “especial ilusión” en reivindicar la figura de esta artista catalana que bebe del post expresionismo y la nueva objetividad alemanas.

Una de las escenas de Stranger Eyes. AKANGA FILM ASIA/JULIANA KANG

Por Valladolid ha pasado también este lunes el director singapurense Yeo Siew Hua para presentar su cinta Stranger Eyes (Mo Shi Lu), cinta que se ha podido ver por primera vez en España y que compite, igual que las dos anteriores, en la Sección Oficial, algo que hizo previamente en la pasada Mostra de Venecia. A partir de la búsqueda de un bebé desaparecido y de los misteriosos DVD que un personaje anónimo deja a los desconsolados padres, la película explora la nula intimidad que tenemos hoy en día ante la observancia constante y omnipresente de las cámaras de videovigilancia que proliferan en las ciudades, así como sobre las relaciones de pareja o la obsesión por el voyeurismo como consecuencia de la soledad y la pérdida, como si de una condena que se pasa de víctima a víctima se tratase.


Para ello, Siew Hua, autor también del guion y ganador del Leopardo de Oro a la mejor película en el Festival de Locarno de 2018 por Una tierra imaginada, se apoya para esta propuesta con una fuerte carga existencial en un reparto que encabeza Lee Kang-sheng, icono absoluto del cine de Tsai Ming-liang y que conforman también Wu Chien-ho, Anicca Panna, Vera Chen, Pete Teo, Xenia Tan, Maryanne Ng-Yew y Anya Chow.


Hideho Urata firma la fotografía de esta coproducción de Singapur, Taiwán, Francia y Estados Unidos de dos horas de duración cuyo montaje ha corrido a cargo de Jean-Christophe Bouzy.

Kieran Culkin y Jesse Eisenberg en una escena de 'A real pain'. SEMINCI

Fuera de la Sección Oficial, la 69 Seminci ha acogido este lunes el estreno nacional de A real pain, la segunda película como director del también actor Jesse Eisenberg —nominado al Oscar por interpretar a Mark Zuckerberg en La red social (2010)—, quien además comparte protagonismo con Kieran Culkin (conocido por su papel de Roman Roy en la serie de HBO Succession).


La cinta de Eisenberg, de apenas 90 minutos de metraje, aborda la trama con un humor que por momentos llega a recordar al de Woody Allen, a cuyas órdenes trabajó en A Roma con amor (2012), entre otras cosas por la complexión ligera y verborrea nerviosa que muestra en pantalla y que tanto se asemeja a la que caracteriza a su paisano neoyorquino.


En A real pain, película que compite en la sección Punto de Encuentro, dos primos judíos estadounidenses, David (Eisenberg) y Benji (Culkin), viajan hasta Polonia para visitar los lugares en los que vivió su abuela, superviviente del holocausto y recientemente fallecida. Durante el circuito, en el que estarán acompañados por otros correligionarios que indagan igualmente en su pasado familiar y la historia reciente de su pueblo, los momentos hilarantes se alternan de forma natural con la profundidad dramática que se esconde en la relación entre los dos parientes y los problemas de salud mental que se van desentrañando en torno a Benji, pero también con David. A esto se suma el recuerdo del genocidio nazi, con momentos de gran intensidad emocional, como la visita al campo de exterminio de Majdanek, donde la música extradiegética de piano que suele acompañar el filme calla para dejar sobrecogedoras escenas en silencio. Destaca también la presencia en pantalla en esta cinta, premiada por su guion en Sundance, de Jennifer Grey, conocida por su presencia en la inolvidable Dirty Dancing (1987), donde daba a la réplica a Patrick Swayze como Frances Baby Houseman.


Además, la cinta cuenta con la dirección de fotografía de Michał Dymek, responsable de Eo (2022), cinta con la que Jerzy Skolimowski ganó el premio a la Mejor Dirección en la 67 Seminci y que estuvo nominada al Oscar a Mejor Película Internacional.

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