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Mirar a la justicia de hoy desde los ojos de Esquilo

  • Foto del escritor: Juan Martín Salamanca
    Juan Martín Salamanca
  • 3 abr
  • 5 Min. de lectura

Ernesto Caballero dirige una Orestíada firmada por Karina Garantivá y con Marta Poveda a la cabeza del elenco, en un contexto contemporáneo en el que Clitemnestra recupera la voz


I-D: Alberto Fonseca, Olivia Baglivi, Marta Poveda, Karina Garantivá, Nicolás Illoro, Gabriel Garbisu y Ernesto Caballero
El equipo de Orestíada posa durante su presentación en el Teatro de la Abadía. CULTURA Y TAL

Pareciera que Esquilo escribió pensando en la actualidad del siglo XXI, o será que en eso consisten los clásicos, en su perenne vigencia, o tal vez es que los humanos no hemos cambiado tanto y por mucho que pasen los siglos, que cambien las modas y los vestuarios, que la tecnología lo invada todo y que ya podamos llevar hasta el DNI en el móvil, seguimos asolados 2.500 años después por las guerras y a merced de las tensiones entre la justicia y la Justicia. Un poder que garantiza el orden frente a la violencia, pero que se sirve de la violencia para sustentar ese orden.


Sobre esto pivota la Orestíada que la dramaturga Karina Garantivá ha perfilado sobre el texto del autor griego y que el jueves 10 de abril se estrenará en el madrileño Teatro de la Abadía. Bajo la dirección de Ernesto Caballero y con un elenco encabezado por la potencia interpretativa de Marta Poveda —quien se declara feliz por adentrarse por fin en los griegos a pesar de que rezuma experiencia (también como directora) en el teatro clásico—, esta Orestíada reflexiona sobre el concepto de justicia con una mirada muy contemporánea y dando voz al personaje de Clitemnestra, una “carencia” que Caballero reconoce en el original de Esquilo. En este montaje, que podrá verse en La Abadía hasta el 4 de mayo, Clitemnestra pasa de reina de Micenas a periodista que se debate entre sus principios éticos y sus deseos de venganza por el asesinato de su hija Ifigenia a manos de su esposo, Agamenón, lo que a su vez deseara nuevas ansias de revancha, en este caso de su hijo Orestes, a quien da vida Nicolás Illoro.


La obra, de dos horas de duración, mira desde su ambientación inicial en la guerra de Troya, al papel que hoy en día juegan Justicia y medios de comunicación, cuestionando la dicotomía entre legalidad y justicia. “Esquilo no nos dice que la justicia procedimental sea lo justo”, opina al respecto Ernesto Caballero, quien alude al autor griego para señalar esa “justicia procedimental” o “formal” como un “dique de contención” ante las furias que (como las mitológicas) impregnan la sociedad y que el director relaciona hoy con los linchamientos públicos que se viven en las redes sociales. “Pero parece indicarnos Esquilo que lo legal no necesariamente es lo justo”, algo a lo que Garantivá añade: “La Justicia es también un mito, se está reescribiendo”, de modo que la obra cuestiona la idealización de la Justicia para preguntarse, sin ofrecer respuestas, si es posible confiar en ella, tal como ha expresado la dramaturga durante la presentación del montaje, en la que el equipo ha estado acompañado por el director artístico de La Abadía, Juan Mayorga.


PERMITIRSE ATRAVESAR EL DESEO DEL ODIO


Poveda va más allá al subrayar la complejidad de interpretar su personaje, que la lleva a atravesar un equilibrio precario entre “la ética y la sangre”. “Cuando te encuentras con un cuchillo a punto de matar al asesino de tu hija, se formula el odio dentro de ti, pero también la culpa y la duda”, añade, para apostillar que “permitirse el lujo y el miedo de atravesar el deseo del odio” está siendo “muy interesante”.


Garantivá y Caballero son los fundadores de la compañía Teatro Urgente que pone en escena esta Orestíada, una “versión”, recalca ella, que ha optado por esta vía frente a otras formas de acercarse a los clásicos como son, también, la “reescritura radical” o la adaptación más quirúrgica, “simplemente limpiando y manteniendo toda la riqueza que tiene el texto”, todas ellas “igual de válidas”. “Yo lo que he hecho es una versión”.


Junto a Poveda e Illoro, completan el reparto de esta propuesta Gabriel Garbisu, Olivia Baglivi y Alberto Fonseca, junto con el músico Bastian Iglesias, porque como recuerdo Ernesto Caballero citando a Aristóteles, “la música forma parte de la tragedia”. Así, en esta versión del clásico griego heleno contará con el uso del theremin, un vanguardista instrumento que reproducirá sonidos de la antigua Grecia.

Ernesto Caballero y Karina Garantivá llevan al mundo presente el clásico de Esquilo
Una escena de Orestíada. FUTURA COMUNICACIÓN

La Orestíada parte de la última pieza de la trilogía Las Euménides, para reconstruir el Caso Orestes recogiendo los episodios de las dos tragedias anteriores, Agamenón y Coéforas. La trilogía, escrita en el siglo V a.C, narra la historia de la familia de los Atridas y el conflicto surgido por el asesinato de Agamenón a manos de su esposa. La trama se centra en Orestes, hijo de ambos, quien es perseguido por las Furias (Euménides) debido al asesinato de su madre. Apolo, el dios griego, defiende a Orestes y lo lleva a juicio ante un tribunal en Atenas. Atenea, la diosa de la sabiduría, actúa como jueza en este tribunal, y los ciudadanos atenienses participan como jurado.


La obra explora temas fundamentales relacionados con la justicia, la venganza y la transformación de la ley primitiva en la ley civil, y entre ellos destaca la idea de la transición de la venganza privada y el ojo por ojo hacia un sistema legal más estructurado y equitativo. La participación de los ciudadanos en el proceso judicial simboliza la emergencia de la democracia y la toma de decisiones colectivas como un paso hacia una sociedad más justa.


En la trama de Orestíada se unen fondo y forma en un entramado que sigue la trayectoria de sus personajes, arrastrados a una cadena en la que cada acto violento, reclama venganza, un contrapunto entre la gran historia de la guerra de Troya y la pequeña historia de una familia atravesada por el conflicto pergeñado por Esquilo que para Garantivá cobra especial relevancia.


UNA ESCENOGRAFÍA DESPOJADA Y QUE DIALOGA


Para lograr este propósito, se ha optado por una escenografía despojada donde narrativa e  iluminación —que firma Samuel Silva— dialogan “con la propia arquitectura” de la Sala Juan de la Cruz en la que se representará, ha indicado su director, y que se apoyarán en elementos como luces de camerino, espejos, maquillaje, flores y un vestuario que mezcla la ropa de etiqueta con la fantasía, con predominio de sedas, negros y blancos.


Nacida durante la pandemia, la compañía se plantea como un laboratorio residente en el Teatro Galileo de Madrid con el objetivo de explorar a fondo la relación entre teatro y filosofía mediante piezas escénicas como Voltaire, del citado Juan Mayorga, y Hannah Arendt en tiempos de oscuridad, de Karina Garantivá, que agotó las entradas en sus dos temporadas. 


Con Orestíada, emprenden un camino en el que se proponen desarrollar producciones con vocación de gira, convocantes para el público sostenidas por el trabajo actoral, la literatura dramática y el riesgo escénico, y que cuenten con la experiencia desarrollada durante el laboratorio Urgente.

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