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'Swans': volver a la fragilidad de la danza y bailar los traumas

Foto del escritor: Juan Martín SalamancaJuan Martín Salamanca

La bailarina y coreógrafa Mar Aguiló estrena este fin de semana en Canal Baila su nuevo espectáculo, una mirada contemporánea a la danza clásica que profundiza la propuesta de Swan, su anterior trabajo


Los bailarines Ariane Servagent, Chantel Foo y Samba Injai protagonizan 'Swans'. TEATROS DEL CANAL

“No te preparan para esto. Te dicen que tienes que llegar, pero no sabes lo que significa la vida adulta, el compromiso con un trabajo. Lo que parece un sueño de princesas luego no lo es tanto”. De esta forma plantea Mar Aguiló (Palma de Mallorca, 1987) Swans, espectáculo que ha creado y que dirige, en el que explora ese amor tóxico que representa la danza clásica a nivel profesional, especialmente para las niñas que llegan tan jóvenes a lo que es su sueño, una mirada contemporánea al ballet clásico, donde la reflexión y la exploración no dejan de lado los orígenes, los inicios en los que ella (y tantas como ella) se enamoraron de la danza, disciplina que, a pesar de todo, siempre es terapéutica.


Por ello en Swans, una creación confeccionada dentro de las residencias creativas del Centro Coreográfico Canal de la Comunidad de Madrid, Aguiló ofrece una mirada crítica de la danza desde la propia danza (una mirada interna frente a otras como la del cine, que también ha abordado la exigencia y dureza de la profesión en títulos de renombre como Cisne negro, la película de 2010 protagonizada por Natalie Portman y dirigida por Darren Aronofsky), poniendo a sus tres intérpretes a bailar sus traumas y regresando a la fragilidad de la danza, más allá de la imagen casi autómata y de perfección que proyectan las grandes compañías de danza clásica —que ella conoce muy bien, nada menos que 14 años en la Compañía Nacional de Danza (CND) a las órdenes de figuras como como William Forsythe, Jiri Kylian, Nacho Duato, Mats Ek o Ohad Naharin—.


Al igual que la cinta de Aronofsky, Swans (Cisnes) toma como paradigma del ballet clásico El lago de los cisnes, con referencias explícitas a la obra de Chaikovsky y Reisinger, y aprovechando el libreto de (se cree) Béguichev y Geltser para establecer un paralelismo entre el trágico romance de Odette y Sigfrido y la relación de las bailarinas con su profesión.


Protagonizado por los jóvenes bailarines Samba Injai, Ariane Servagent y Chantel Foo, Swans —cuyo estreno absoluto se producirá este fin de semana (12 y 13 de octubre) en Teatros del Canal dentro de la programación de Canal Baila— se presenta, explica Aguiló en conversación con Cultura y tal, como una suerte de segundo acto de Swan (Cisne, en singular), obra que se estrenó el año pasado y que también fue alumbrada dentro de las residencias artísticas del Centro Coreográfico Canal.


La bailarina cede el escenario a estos tres cisnes cuyas vivencias personales con la danza marcan mucho de la propia coreografía y la narración, asumiendo ella el papel de directora y coreógrafa de la pieza.


EXPLORAR OTRAS CULTURAS Y TÉCNICAS


Swan fue mi primera obra de gran formato como bailarina y como coreógrafa fuera de la CND. Sentía que marcaba el final de una etapa, que había algo de mi profesión que no acababa yo misma de entender”, declara. Tomando como referente la Ópera de París —símbolo de la perfección absoluta que se exige a sus bailarinas—, para este segundo acto, esa versión en plural del anterior espectáculo, Aguiló decidió ampliar la mirada occidental hacia la danza y explorar otras culturas y técnicas.


Así, junto a Ariane Servagent —formada precisamente en la ópera parisina antes de romper con el ballet clásico y pasarse a la danza urbana—, la coreógrafa mallorquina ha incorporado al elenco a Chantel Foo —de cuyas aptitudes quedó prendada tras verla actuar en Tokio— y a Samba Injai, bailarín originario de Guinea-Bisáu y formado en Lisboa. Tres bailarines profesionales que, por circunstancias personales, hubieron de tomar otros rumbos profesionales y que ahora vuelven al escenario haciendo un esfuerzo sobrehumano para aportar a Swans “cómo viven la danza y los ecos que la danza clásica ha dejado en su cuerpo”, pues, defiende Mar Aguiló, la danza siempre es terapéutica.


“Ariane hizo toda la escuela en la Ópera de París, pero no logró entrar en la compañía”, explica, para señalar a continuación que tras aquello la joven decidió dar un cambio radical a su vida profesional. “Se rapó el pelo, se alejó de las zapatillas, dejó de lado lo clásico hace diez años y se fue a Lyon a explorar la danza urbana”, señala, mientras en el caso de Injai, pese a haber completado su formación en el conservatorio en la capital portuguesa, él sentía que no encajaba en el ballet y la danza llegó a convertirse en algo oscuro en su vida. En este sentido, la directora remarca que todavía hoy está buscando su lugar, a pesar de ser, remarca, un gran bailarín.


Los movimientos orientales de Foo (que por momentos juegan con las coreográfías de las artes marciales), el derroche físico que se permite el cuerpo fibroso de Injai o los frenéticos bailes urbanos de una no menos atlética Servagent se entremezclan en esta obra que transita sin solución de continuidad de los pasos más clásicos a los giros del break dance, una coreografía muy basada en sus intérpretes que añade una gran complejidad. “Si uno falla en futuras giras es muy difícil sustituirle”, reconoce Aguiló durante la entrevista, realizada tras uno de los ensayos en Teatros del Canal.


La vulnerabilidad de la persona que están detrás del bailarín o el cansancio que muestran los cuerpos se hacen palpables de forma deliberada en los cerca de 45 minutos que dura el espectáculo, el cual hasta el último día ha estado sujeto a cambios, admite su creadora.


MIRADAS DE FUERA DE LA DANZA EN EL EQUIPO


Al trabajo de Aguiló y de los tres bailarines se suma la parte musical de Aire y Miguel Álvarez-Fernández; la iluminación de Víctor Colmenero y el vestuario de Andrea Pimentel, nombres con los que ya ha trabajado en su anterior espectáculo. Para Mar Aguiló, la presencia en el equipo de gente de fuera de la danza supone un reto, pero también permite enriquecerlo con nuevas miradas. “Es más complejo, pero más sugerente a nivel creativo. Te abre mundos”, subraya.


Tras su estreno en Madrid, esta coproducción de Teatros del Canal y el Ayuntamiento de Palma —que cuenta con el apoyo del Instituto Goethe— visitará la capital balear en diciembre en lo que su creadora espera que sea el punto de partida de una gira que permita aprovechar al máximo todo el trabajo realizado y que no lo vean sólo unos pocos. Así, lamenta la dificultad de que instituciones públicas den cabida a algo que ya se ha estrenado en otras. “Difícilmente te va a llamar Condeduque si ya ha estado en Teatros del Canal”, señala a modo de ejemplo, animando a que haya un mayor recorrido de estas piezas cuyo nacimiento, a través de las residencias artísticas, implican una apuesta importante por parte de las administraciones.


Más allá de Swans, Mar Aguiló se plantea su futuro, en el que no descarta una vuelta a la Compañía Nacional de Danza, ya que confiesa que, a sus 37 recién cumplidos, todavía tiene mucho baile dentro. Además de la CND, también ha colaborado como codirectora y coreógrafa con la productora de danza madrileña ELAMOR y ha desarrollado proyectos en espacios como el Museo del Prado, el Museo de las Colecciones Reales y el MACBA de Barcelona.


Con el fallo del Premio Nacional de Danza aún reciente, la coreógrafa se felicita por la decisión del jurado, destacando la trayectoria impecable de Luz Arcas y de Lorena Nogal. Con esta última ha trabajado en numerosas ocasiones y subraya lo admirable de su trabajo como bailarina a la hora de lograr que coreógrafos y creadores brillen a través de su baile.


Puedes escuchar la entrevista con Mar Aguiló en el pódcast de Cultura y tal.

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