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Teatro al por mayor para "nadar en el caos" de la Guerra Civil

Foto del escritor: Juan Martín SalamancaJuan Martín Salamanca

El Centro Dramático Nacional reúne en 1936 un amplio elenco de caras conocidas bajo la dirección de Andrés Lima para abordar el conflicto de forma integral en un ambicioso montaje de cuatro horas y media

Ensayo de una de las escenas de '1936', con Blanca Portillo en el centro interpretando el saludo fascista
Blanca Portillo (centro) en uno de los ensayos de '1936'. CDN

¿Por qué otra obra sobre la Guerra Civil?, se pregunta el dramaturgo, académico y Premio Princesa de Asturias de las Letras Juan Mayorga. A continuación da tres argumentos a favor de hacerlo. El primero, la “extraordinaria narrativa” que posee. “Están todas las historias y todos los personajes. Están Antígona y Creonte, está también Etéocles y Polinices, e Ismenes”, explica, lo que la convierte “en un espacio muy fértil para el teatro”. El segundo, tras esta asimilación de la contienda española con aquellos mitológicos tebanos y con la tragedia griega, es que el teatro “es el arte del conflicto” y esta guerra no sólo es “un enorme conflicto que alberga muchos conflictos”, sino que su narración es “en sí misma conflictiva”. El tercero, y puede que más definitivo, que a su juicio “hablar sobre la guerra es trabajar para la paz”.


Juan Mayorga es coautor, junto con Andrés Lima (que además lo dirige), Albert Boronat (responsable de la dramaturgia con Lima) y Juan Cavestany, de 1936, el ambicioso proyecto escénico que el Centro Dramático Nacional (CDN) coproduce junto a Chek In y El Terrat para abordar de manera integral lo que fue la contienda y “nadar en el caos” que ésta supuso, apunta el director del montaje.


Son cerca de cuatro horas y media de función para la que Andrés Lima se ha rodeado de un elenco más que destacado, con nombres como Blanca Portillo, Alba Flores, Guillermo Toledo, Juan Vinuesa, Antonio Durán Morris, Natalia Hernández, María Morales y Paco Ochoa, los cuales se reparten dos docenas de personajes para aportar una visión muy coral con la que tratar de narrar el conflicto desde su comienzo el 18 de julio de 1936 —con flashbacks hacia el periodo republicano que ya presagiaban el golpe militar y posterior estallido de la contienda— hasta la victoria del bando nacional y la confirmación de la dictadura franquista en abril del 39. Todo ello con una vibrante escenografía y una dinámica sucesión de escenas en las que la música juega un papel esencial de la mano del Coro de Jóvenes de Madrid.


UNA EPOPEYA ESCÉNICA


Se trata, por tanto, “de un documental, de una epopeya, de teatro dentro del teatro, de una clase magistral y de una conferencia" para tratar de analizar el conflicto “abarcando todo, tanto lo grande como lo pequeño”. Así lo subraya Juan Cavestany. 1936 se estrena este viernes, 29 de noviembre, y estará en el Teatro Valle-Inclán de Madrid hasta el 26 de enero. Con esta obra, Andrés Lima continúa abordando el impacto de la violencia y el abuso de los poderosos sobre la población que ya planteara en las dos primeras entregas de Shock —El Cóndor y el Puma, primera parte, comenzaba con el golpe de Pinochet en Chile, mientras La Tormenta y la guerra, segunda, adoptaba un enfoque mucho más cercano en el tiempo del que Lima sacó la idea de este 1936 ¿El año en que España entró en shock?, al ver en el bombardeo de la ciudad iraquí de Mosul las similitudes con Guernica—.


A partir de aquí, recurrió a su equipo de dramaturgos habituales y al núcleo del elenco de aquellas dos obras, al que se ha sumado ahora Portillo, trabajando en el desarrollo del montaje con especialistas en la Guerra Civil y en la historia reciente de España como Ángel Viñas, Mirta Díaz-Balart, José Andrés Rojo, Miguel Garau, Julián Casanova, Emilio Silva o Tania Balló.


Durante la presentación de esta obra ante la prensa, celebrada en el mismo teatro donde se representarán las funciones antes de salir de gira, la pregunta a la que se autoresponde Juan Mayorga planea sin cesar. ¿Otra obra sobre la Guerra Civil? Una cuestión recurrente en el imaginario colectivo contra el que el equipo de 1936 se revuelve. El más vehemente de todos, no sorprende, Guillermo Toledo.

La actriz Alba Flores, en uno de los ensayos de '1936'
Alba Flores en el escenario. CDN

“Es mentira, no se ha contado”, alerta, señalando que existe desde 1939 un “manto del silencio” bajo el que esta obra quiere mirar, y recordando que en España, y a diferencia de muchos países de América Latina, “no se ha celebrado ni un solo juicio a mandos de la dictadura”, algo que supone “una vergüenza nacional”. Para el actor, esta “capa de silencio” ha sido “una política de Estado” desde la Transición, la cual, avisa, “no fue tal”. “Aquí Manuel Fraga, un ministro de Franco, fue despedido con honores a su muerte, se ha estado dando una paguita a policías torturadores hasta que murieron como Billy el niño”, ha criticado el intérprete, que en esta obra da vida al general Yagüe, al rey Alfonso XIII y al general Miaja.


Andrés Lima va más allá al constatar lo poco que se conoce de lo que ocurrió en la guerra, lamentando que a día de hoy mucha gente no sepa quién eran personajes como el siniestro militar franquista Queipo de Llano, cuyos restos salieron recientemente de La Macarena en Sevilla gracias a la Ley de Memoria Democrática. El dramaturgo se ha referido a otras obras teatrales que han abordado el conflicto, como ¡Ay, Carmela!, de José Sanchis Sinisterra, o Las bicicletas son para el verano, de Fernando Fernán Gómez, pero considera que faltaba “una versión general” de la contienda.


Además, destaca la presencia del Coro de Jóvenes de Madrid en el montaje, no sólo por la aportación musical —desde su interpretación al comienzo de la obra de la Novena Sinfonía de Beethoven con cuyos arreglos de Pau Casals se iba a abrir la Olimpiada Popular de Barcelona de 1936 que el estallido de la guerra impidió—, sino también por el diálogo intergeneracional que se busca.


Lima se pregunta no sólo “qué sucedió” entonces, sino también que está ocurriendo “ahora” en que, como ha apostillado Guillermo Toledo, “hay una ola internacional de fascismo en toda Europa”. Precisamente sobre la situación actual y las miradas que se tienen hoy de entonces ha basado el actor Paco Ochoa —que interpreta al mencionado Casals, a George Orwell y al general Mola— la necesidad de esta obra. Ochoa ha recordado que esta misma semana un diputado de Vox, en referencia a Manuel Mariscal, ha defendido en el Congreso de los Diputados el régimen de Francisco Franco como un periodo de “progreso” y “reconciliación”.


SIMILITUDES EN LOS DISCURSOS DE AYER Y HOY


Sobre eso, otro de los responsables del texto, Albert Boronat, ha alertado de las “similitudes” que ha encontrado durante el proceso de documentación para la obra, entre los discursos que se oían en el Parlamento en 1936 y hoy.


También ha reclamado un ejercicio de memoria Juan Vinuesa, quien interpreta nada menos que al general Franco, así como a Norman Bethune y Ramiro de Maeztu. Vinuesa se ha cuestionado, en una conversación posterior con Cultura y tal, si la gente conoce los detalles de numerosos episodios de la guerra, al tiempo que ha tachado de “mito” que la contienda esté “sobrecontada”. Asimismo, considera “peligroso” que se acuse de “reabrir heridas” a quien quiere conocer esos detalles o sacar a sus seres queridos de las cunetas.

Uno de los carteles de la obra en el vestíbulo del Teatro Valle-Inclán de Madrid.
Cartel de '1936' en el Valle-Inclán. CULTURA Y TAL

Al hilo de esto, la actriz Blanca Portillo (José Antonio Primo de Rivera, Von Richthofen y Rosario La Dinamitera) rechaza la opción del “borrón y cuenta nueva”, pues advierte de que “es imposible comenzar de cero” sin tener presente y conocer lo ocurrido. “No lo quiero para mí y no lo quiero para mi país”, ha recalcado ante los medios.


Además, otro de los nombres destacados del elenco, el de Alba Flores (que aquí hace de La Pasionaria, el general Rojo y Mika Etchebéhère) ha aludido a las posibilidades que todavía hoy hay de explorar lo ocurrido desde otras perspectivas, tanto con dramaturgas y directoras mujeres que aporten su propia visión, como ahondando en aspectos menos investigados del conflicto, tales como la situación en que el pueblo gitano soportó la guerra o qué fue de la conocida como Guardia Mora que acompañó a Franco y que estaba formada por tropa nativa del protectorado de Marruecos.


Una dosis, por tanto, de teatro al por mayor para “nadar en el caos” de la Guerra Civil española y arrojar algo de luz a un periodo que, sostiene el equipo de esta producción, ni está tan contado como se cree, ni mucho menos tan bien contado como se debería.


Un equipo que completan Beatriz San Juan en la escenografía y vestuario; Pedro Yagüe en la iluminación, Miguel Ángel Raió en la vídeo creación, Jaume Manresa en la composición musical, Kike Mingo en el espacio sonoro, Cécile Kretschmar en la caracterización, Llorenç Ramis Garcia como documentista, Laura Ortega como ayudante de dirección y Joseba Gil al frente de la producción.  


Las funciones para esta obra, que podrá verse hasta el 26 de enero en la Sala Grande del Valle-Inclán, se celebrarán de martes a domingo a las 19.00 horas, con una función matinal el 14 de enero a las 10.30. Además, habrá pases accesibles los días 19 y 20 de diciembre, mientras que los habituales encuentros con el equipo artístico tendrán lugar los días 11 y 13 de diciembre.

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