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Una 'Gaviota' femenina cargada de intimidad y sensibilidad para hablar de lo que nos pasa

Foto del escritor: Juan Martín SalamancaJuan Martín Salamanca

Guillermo Cacace dirige a cinco actrices sobre un escenario nada convencional con un montaje que inicia en Temporada Alta su periplo por España


Elenco femenino de 'Gaviota'. Francisco Castro Pizzo/Temporada Alta

Cinco mujeres en torno a una mesa. Una copa de vino y algo de comer. Una lectura. Un centenar de espectadores alrededor de ellas. Así se plantea Gaviota, la versión libre del clásico de Antón Chéjov llegada desde Buenos Aires con libreto de Juan Ignacio Fernández bajo la dirección de Guillermo Cacace, la cual tendrá en el festival Temporada Alta su estreno en España este viernes.


Intimidad y sensibilidad a raudales es lo que destila esta propuesta cuyo diseño se vio irremediablemente marcado por la pandemia y el confinamiento, una obra muy viva, como sostienen sus responsables, que deja a un lado el texto del dramaturgo ruso para hablar, no de lo que pasa en la obra, sino de lo que nos pasa.


Así lo ha destacado el director del festival gerundense, Salvador Sunyer, durante la presentación de esta Gaviota que, tras su estreno hace un año en la capital argentina, iniciará este 4 de octubre en El Canal de Salt un periplo por la península ibérica que lo llevará próximamente a los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid (dentro del ciclo Canal Hispanidad), así como a los festivales iberoamericanos de teatro de Cádiz y Logroño, y al Auditorio de Tenerife, donde inaugurará la programación del nuevo espacio La Salita. “Te hablan personas, no personajes”, ha remarcado Sunyer en una rueda de prensa online en la que ha estado acompañado por el propio Cacace y una de las intérpretes de la obra, la actriz Paula Fernández Mbarak.


"QUÉ PENSÓ CHÉJOV CUANDO DIJO QUE ERA UNA COMEDIA"


Ambos miembros del equipo han bromeado sobre la intensidad emocional de Gaviota y el texto original de Chéjov, para poner en duda la concepción que el autor ruso tenía de ella. “Él dijo que era una comedia”, ha ironizado Fernández, a lo que Guillermo Cacace ha respondido que a día de hoy se sigue preguntando “qué pensó cuándo dijo eso”.


En Gaviota, acompañan a Paula Fernández en escena Clarisa Korovski, Marcela Guerty, Muriel Sago y Romina Padoan. En torno a una mesa, este quinteto de mujeres que encarna tanto personajes femeninos como masculinos lanza incómodas disertaciones rodeadas de un público al que interpelan y al que hacen partícipe de la escena, una realización del proceso de lectura de la obra que se vio condicionado por la irrupción del covid.


“Tuvimos que hacer los primeros ensayos por zoom”, ha explicado el director, señalando que pasó año y medio hasta poder tener el primer encuentro físico. Posteriormente, lo que iba a ser un montaje, sin llegar a ser convencional pero sí con el público frente a la escena como es habitual en el teatro, se transformó por circunstancias sobrevenidas en una suerte de “ensayo y representación” a un tiempo, una transformación que abrió los ojos del equipo ante la “evidencia” de que este formato íntimo “convidaba a una escucha más intensa y más viva”, por lo que desde ese momento asumieron que debían “renunciar a seis meses trabajo” y replantear su puesta en escena.



Guillermo Cacace ha trabajado en una síntesis de los personajes de La gaviota que consideraba esenciales para contar la historia, usando el personaje de Masha como los ojos que acompañan a los espectadores para descubrir la desesperación y la frustración del resto de personajes.


A través de Masha, se arman retazos de una historia de amores que no se corresponden, de sueños que se rompen al cumplirse y del dolor que se acumula con los años. Alrededor de una mesa como único decorado del escenario de Gaviota, los personajes lanzan hirientes disertaciones y amplían el campo de batalla a los espectadores.


Desde los 16 espectadores (la mayoría amigos y conocidos) con los que empezaron en sus primeros test que consolidaron este formato, hasta el centenar de personas que podrá ver Gaviota en el festival Temporada Alta, la obra se adapta a distintos aforos (en Buenos Aires se presentaba para 56 localidades) dentro de los límites que permitan mantener esa intimidad entre actrices y público, ha remarcado Cacace.


UN ELENCO EXCLUSIVAMENTE FEMENINO


Sobre la decisión de contar con un reparto exclusivamente femenino, el director argentino advierte de que no ha respondido a ningún tipo de “agenda progresista” —con lo que en cualquier caso, precisa, no se muestra discrepante—, sino que ha sido “mucho más sencillo” y ha tenido que ver con lo que le aportaban estas cinco intérpretes. “Necesitaba cinco personas con una sensibilidad extraordinaria. Son actrices extraordinarias, ellas podían dejar esto vivo por mucho tiempo”, ha remarcado.


“Yo no fui en busca del personaje. Aquellas conversaciones por zoom fueron el alimento del personaje”, ha explicado al respecto Paula Fernández, quien subraya que la obra incluye necesariamente “trocitos de esa tragedia” que fue la pandemia y que les tocó vivir. “En cada función ponemos algo que esté a la altura de lo que entendemos que es nuestro arte”, ha abundado la actriz.


Enamorado confeso de la obra de Chéjov, Cacace —quien con anterioridad versionó Platónov— dirige por primera vez una adaptación de La Gaviota, la cual llega a Cataluña a la vez que el Teatre Lliure de Barcelona acoge La Gavina, otra mirada de este clásico (en este caso en catalán y con sobretítulos en castellano e inglés) firmada por Julio Manrique (que además la dirige), Marc Artigau y Cristina Genebat.


Escena de 'Gaviota'. Francisco Castro Pizzo/Temporada Alta

Gaviota tira de libertad para hacerse porosa, asumiendo un riesgo -reconoce el director-, que es al vez responsable del dolor y la felicidad de sus responsables. Un montaje con sello argentino que se apoya precisamente en el caos y la incertidumbre con el que conviven a diario en ese país. “¿Qué tiene un argentino? Un estado de caos que nos es dado por realidad cotidiana, y eso lo aportamos al teatro”, ha defendido.


Es precisamente esa conexión con la vulnerabilidad que expresa Chéjov la que, como argentino, hace a Cacace sentirse más cercano al autor ruso que a Shakespeare, con cuyo drama Hamlet no ha buscado ningún vínculo, sostiene, a pesar de las alusiones al mismo en el texto original y de la influencia del bardo inglés en el dramaturgo ruso.


La Gaviota es un poco como Hamlet —ha explicado el director—, por mucho que diga, no termina de concretar qué es”.


EL ARGUMENTO DE LA GAVIOTA


En la pieza de Chéjov, un joven escritor que ama a una joven le escribe un monólogo, un gesto que ella ve pretencioso. Ella, por su parte, admira a la madre del escrito, actriz de éxito, y ama a un dramaturgo de renombre, con el que la madre tiene una relación.


Cuando se representa el monólogo entre un público que pasa su ocio en el campo, ni conmueve ni interesa. Entre ese público se encuentra una mujer enamorada del joven escritor. En este cruce de sentimientos amorosos se desarrollan los conflictos planteados por Chéjov.


Estrenada en 1896, La Gaviota fue un fracaso, pero dos años después, Konstantin Stanislavski, autor del método de interpretación que lleva su nombre, volvió a representarla con éxito, convirtiéndola en una de las grandes obras teatrales de su autor.

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